
Efímera: El nuevo espacio de arte contemporáneo que redefine la sostenibilidad y el tiempo en Murcia
Murcia tiene un nuevo latido en su corazón cultural. El 3 de octubre, Efímera abrió sus puertas como algo más que una galería de arte: surgió como un organismo vivo donde la creación, el pensamiento y la experimentación se entrelazan. Fundado y dirigido por Belén Vera, este espacio de arte contemporáneo busca ralentizar el ritmo de la producción artística, fomentando relaciones sostenibles entre los artistas, el público y el contexto local.
Un laboratorio de lo efímero
El programa inaugural de Efímera —que podrá visitarse hasta el 19 de diciembre— presenta dos exposiciones que dialogan a través de la materia, la memoria y la transformación. El arte de lo efímero. Gotas de eternidad reúne a los artistas locales Pilar Acosta, Iván Arana, Mario Rubio y Paco Vivo en una meditación sobre la materialidad como forma de resistencia y recuerdo. Cada artista navega el diálogo entre la creación y la decadencia a través de lenguajes distintos: las obras híbridas de Acosta combinan pintura y escultura utilizando residuos marinos; Arana explora el cuerpo y el deseo mediante la serigrafía y la instalación; los “juguetes del Antropoceno” de Rubio reivindican el potencial poético de la materia descartada; y Vivo fusiona lo natural y lo artificial en gestos abstractos que rozan lo espiritual.
La exposición incluye un texto curatorial del escritor Alejandro Hermosilla, cuya reflexión literaria acompaña las obras con precisión filosófica. Fragmentos de su ensayo se recogen en el primer número de XYZ.
En paralelo, el diseñador Diego Lizán presenta “Mirar atrás. Seguir adelante”, una muestra que revela el proceso creativo detrás de la identidad visual de Efímera —un sistema abierto y mutable inspirado en los experimentos tipográficos de Herb Lubalin y la estética Avant Garde de los años sesenta. El diseño de Lizán es tanto gráfico como simbólico, encarnando la esencia de Efímera: una transformación constante.
Para Belén Vera, fundadora de Efímera, la sostenibilidad comienza con el ritmo y el cuidado: «En Efímera trabajamos desde la escucha, pero también con un sentido de responsabilidad hacia nuestro contexto. Cada proyecto se concibe de forma consciente, prestando atención al tiempo, a las personas y a los recursos. No se trata solo de hablar del medioambiente o de utilizar materiales reciclados, sino de incorporar esa conciencia en nuestra manera de hacer: en cómo elegimos a los artistas, cómo producimos y cómo habitamos el espacio».







El espacio como experiencia
Efímera se concibe como un refugio para la creación contemporánea —un lugar donde el arte no solo se muestra, sino que se vive. La arquitecta María José Climent colaboró en dar forma a un espacio flexible y vivo, que se adapta a los procesos artísticos en lugar de limitarlos. La música también desempeña un papel fundamental: cada trimestre, el comisario sonoro Javi Botella crea un paisaje auditivo que dialoga con las exposiciones. En esta primera temporada, el espacio resonará con una pieza sonora de Susana López, que se activará en directo a lo largo del programa.
La aproximación de Efímera al arte reivindica la lentitud y la presencia como gestos políticos. Su línea curatorial se enraíza en la conciencia medioambiental, la integridad artística y el valor poético del tiempo —proponiendo un modelo de sostenibilidad que no comienza en los materiales, sino en las relaciones.
«Me interesa el arte como un territorio de encuentro, donde puedan darse conversaciones reales y generarse relaciones que nos ayuden a habitar el mundo de otra manera. Cada proyecto, por pequeño que sea, puede transformar nuestra relación con el entorno y con los demás. En ese gesto, en esa forma de estar». — Belén Vera, fundadora de Efímera.




Entrevista exclusiva con Belén Vera, fundadora de Efímera
Efímera nace con una sensibilidad clara hacia el presente. ¿Cómo se traduce esa conciencia del “ahora” en criterios sostenibles a la hora de seleccionar a los artistas y proyectos que exponéis?
Para mí, la sostenibilidad empieza por una cuestión de ritmo y de cuidado. En Efímera trabajamos desde la escucha, pero también desde la responsabilidad con el contexto. Cada proyecto se concibe de forma consciente, cuidando los tiempos, las personas y los recursos. No se trata solo de hablar de medioambiente o de usar materiales reciclados, sino de incorporar esa conciencia en la forma de hacer: en cómo elegimos a los artistas, cómo producimos y cómo habitamos el espacio.
Me interesa colaborar con personas que trabajan desde lo local y que miran su entorno con sensibilidad, sin perder de vista lo que sucede a nivel global. Esa atención a lo cercano, a lo que ocurre alrededor, también es una forma de resistir la velocidad con la que se mueve el mundo del arte. En ese sentido, Efímera apuesta por prácticas que valoran los procesos, la coherencia y la implicación personal. Además, la sostenibilidad tiene mucho que ver con las relaciones humanas, con cuidar a los artistas, al equipo y al público, y generar vínculos que perduren más allá de una exposición. Si queremos que el arte sea un espacio transformador, tenemos que empezar por transformar la manera en la que lo producimos y lo compartimos.
En un momento histórico en el que todo parece tambalearse —el clima, la política, las certezas—, ¿qué papel crees que puede jugar el arte en la reconstrucción del sentido? ¿Qué relato —qué storytelling— propone Efímera frente a la ansiedad y la fragmentación del presente?
El entorno en el que nos movemos es fundamental para Efímera. Por eso insistimos tanto en que no es una galería al uso, sino un espacio que busca atraer propuestas capaces de agitar conciencia y reflejar el tiempo en el que vivimos. La ilustración creada por Diego Lizán para el folleto y la revista XYZ es un buen ejemplo de esa mirada. No es solo una imagen formal, sino una composición cargada de capas de tiempo y de sentido, una mirada al pasado a través de Picasso, pero también una lectura del presente, atravesado por conflictos como los de Ucrania o Gaza. Desde el principio, Diego y yo tuvimos claro que este proyecto no podía desentenderse de su contexto. El arte, aunque no tenga la obligación de denunciar, sí puede —y quizá deba— ser un altavoz, una forma de mirar de frente lo que ocurre. En ese equilibrio entre belleza, crítica y conciencia es donde Efímera encuentra su voz.
La sostenibilidad en el arte va más allá de los materiales: implica procesos, colaboraciones y relaciones con el entorno. ¿De qué manera Efímera fomenta esta visión ampliada de la sostenibilidad?
En Efímera entendemos la sostenibilidad como algo que atraviesa todo el ecosistema del arte, no solo los materiales. Por eso fomentamos colaboraciones con artistas, científicos y agentes culturales, creando redes que puedan sostenerse en el tiempo. La convocatoria abierta sobre arte, ciencia y conciencia ecológica nace precisamente de esa voluntad, la de tejer conexiones entre disciplinas y generar conocimiento compartido. Más allá de los resultados, nos interesa acompañar los procesos, propiciar encuentros y construir relaciones basadas en la confianza. Esa es, para mí, la manera más honesta de ampliar el sentido de lo sostenible dentro del arte contemporáneo.
Murcia cuenta con un tejido artístico local en plena efervescencia. ¿Consideras que apostar por la producción de proximidad y los artistas del territorio es también una forma de sostenibilidad cultural?
Sin duda. Para mí es esencial mirar hacia dentro y reconocer el valor del tejido artístico de Murcia, que es diverso, sólido y con una identidad propia. Efímera nace con la voluntad de apoyar a quienes deciden desarrollar su práctica desde aquí, ofreciendo una plataforma para visibilizar su trabajo y, al mismo tiempo, conectar con otras escenas y contextos.
Apostar por la producción de proximidad es también una forma de sostenibilidad cultural, significa cuidar lo que tenemos cerca y generar oportunidades reales sin necesidad de marcharse fuera. Nos interesa lo local, pero siempre en conversación con lo global; creemos que la riqueza está precisamente en ese intercambio de miradas.
Como espacio independiente, Efímera promueve el diálogo entre lo emergente y lo consolidado. ¿Cómo equilibras la sostenibilidad económica del proyecto con la integridad artística y ambiental?
Me parece muy importante reivindicar a los artistas con una larga trayectoria, especialmente a aquellos que han mantenido una práctica coherente y sólida al margen de las dinámicas del mercado. A veces me pregunto por qué el mundo del arte es tan inclusivo con ciertos discursos minoritarios —lo cual es necesario y positivo—, pero al mismo tiempo excluye a quienes llevan décadas creando con rigor y sensibilidad.
En esta exposición inaugural quisimos precisamente poner en valor esa diversidad. Mario Rubio y Paco Vivo son dos artistas maduros cuya obra, además de una técnica exquisita, refleja una mirada completamente contemporánea, abierta a los lenguajes del presente. Frente a ellos, Iván Arana y Pilar Acosta aportan frescura, nuevas narrativas y una aproximación más experimental que amplía el diálogo entre generaciones. Esa convivencia es lo que realmente nos interesa en Efímera: un espacio donde lo emergente y lo consolidado se encuentren sin jerarquías, desde el respeto y la curiosidad mutua.
En un mundo donde todo parece acelerado y efímero, ¿puede el arte contemporáneo ofrecer un modelo más sostenible de relación con el tiempo, la creación y la comunidad?
Creo que sí, y precisamente ahí reside parte de la razón de ser de Efímera. El arte tiene la capacidad de devolvernos al presente, de hacernos observar con atención y construir comunidad a partir de la emoción y la imaginación compartida.
Me interesa el arte como un territorio de encuentro, donde se propicien conversaciones reales y se generen vínculos que nos ayuden a habitar el mundo de otra manera. Cada proyecto, por pequeño que sea, puede transformar nuestra relación con el entorno y con los demás. En ese gesto, en esa forma de estar, encuentro la verdadera sostenibilidad del arte.
«El arte tiene el poder de devolvernos al presente, de hacernos mirar con atención y de construir comunidad a través de la emoción y la imaginación compartidas.» — Belén Vera.





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© Cortesía de Efímera