
El renacer del remiendo: cómo la artesanía tradicional puede apoyar la moda sostenible
¿Por qué dejamos de remendar la ropa y empezamos a tirarla tras solo unos pocos usos? La tradición de remendar prendas, antes común en muchas culturas, ha desaparecido casi por completo. La cultura de la moda rápida y desechable ha sustituido la práctica ancestral de alargar la vida útil de la ropa. Tal como informó el Copenhagen Fashion Summit, de los 100.000 millones de prendas que se producen cada año, 92 millones de toneladas acaban en vertederos. Este despilfarro alarmante pone de manifiesto la urgente necesidad de un cambio.
Ante los desafíos medioambientales actuales, debemos preguntarnos: ¿podría el resurgimiento de las antiguas tradiciones del remiendo contribuir a un futuro más sostenible? Al reparar en lugar de desechar, reducimos residuos, conservamos recursos y nos oponemos al ciclo insostenible de la moda rápida. Remendar no es solo una “mirada nostálgica al pasado”; es un paso hacia un estilo de vida más consciente y respetuoso con el medio ambiente.

REMENDAR A TRAVÉS DE LAS CULTURAS
Durante siglos, remendar ropa no fue solo una necesidad práctica, sino también una profunda expresión de cuidado y afecto que trascendía las culturas. En Japón, por ejemplo, el arte del Sashiko muestra delicadas puntadas geométricas utilizadas para reparar y embellecer tejidos. Esta técnica se compara a menudo con el Kintsugi, la práctica de reparar cerámica rota con oro, destacando cómo las imperfecciones pueden transformarse en algo bello a través de un cuidado consciente. Ambas tradiciones encarnan poderosas filosofías japonesas: celebrar la belleza de lo imperfecto y lamentar el desperdicio de objetos que aún tienen vida y valor. Una chaqueta remendada con Sashiko puede transmitirse de generación en generación, con cada parche narrando un capítulo de la historia familiar.
Pero Japón no es el único ejemplo de esta ética. Muchas culturas en todo el mundo han adoptado el remiendo como una forma de preservar recursos e infundir significado a las prendas. En Escandinavia y durante la campaña británica “Make Do and Mend” de la Segunda Guerra Mundial, las personas reparaban prendas de lana para soportar los duros inviernos. En África Occidental, India y entre las comunidades nativas americanas, remendar iba más allá de salvar tela: se trataba de crear piezas entrañables, cargadas de recuerdos y destinadas a ser heredadas con amor. Cada puntada contaba una historia, conectando el pasado con el presente y dotando a la ropa de un sentido de legado y significado.

EL FUTURO DEL REMIENDO
Avancemos hasta hoy, y la moda ha cambiado drásticamente. El giro de la industria hacia la moda rápida ha provocado la producción de hasta 100.000 millones de prendas al año, según McKinsey & Company. Para ponerlo en perspectiva: con una población mundial de 8.000 millones de personas, cada una tendría que comprar entre 12 y 14 prendas al año solo para satisfacer la demanda. Lamentablemente, muchas de estas prendas se usan solo unas pocas veces antes de ser desechadas, agravando los problemas medioambientales. De manera alarmante, millones de toneladas de residuos textiles acaban cada año en vertederos, contribuyendo a la contaminación y al derroche de recursos vitales.
Sin embargo, algo está cambiando. El arte de remendar está regresando, no solo como una alternativa sostenible a la moda rápida, sino también como una forma de reconectar con nuestra ropa. Reparar nos permite alejarnos de una perspectiva consumista y nos invita a invertir en prendas que amamos, adoptando una actitud más consciente hacia la moda.
Marcas como Levi’s y Patagonia lideran este renacer del remiendo. Sus iniciativas van más allá de vender ropa: nos enseñan a cuidarla. Levi’s ha incorporado Tailor Shops en muchas de sus tiendas, ofreciendo servicios profesionales de reparación y talleres de hazlo tú mismo, reparando más de 100.000 prendas al año. Del mismo modo, el programa Worn Wear de Patagonia ha reparado alrededor de 50.000 artículos anuales, animando a sus clientes a remendar o intercambiar sus prendas en lugar de tirarlas. Ambas marcas están impulsando un cambio de mentalidad: de la moda rápida a la sostenibilidad a largo plazo, fomentando el intercambio, el trueque o la reparación antes que el reemplazo.
Estas iniciativas reflejan un compromiso real con la sostenibilidad por parte de marcas que realmente se preocupan por el planeta. Según la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. (EPA), alargar la vida útil de una prenda tan solo nueve meses puede reducir su huella de carbono, agua y residuos hasta en un 30 %. Esto es especialmente relevante si tenemos en cuenta que alrededor del 85 % de los textiles acaban cada año en vertederos. Al promover el valor de la reparación y el consumo consciente, estas marcas están ayudando a transformar la cultura del usar y tirar en una moda más responsable y sostenible.
Hoy en día, remendar no es solo práctico; es una forma de cuidar el planeta. Al reparar nuestras prendas, reducimos nuestra huella de carbono, abrazamos la creatividad y expresamos nuestro estilo personal. Así que devolvamos al remiendo el lugar que merece. Al fin y al cabo, ¿quién no querría vestir ropa que cuente historias de generaciones y esté llena de amor? ¡Nosotros, sin duda, sí!
+ Words:
Aoife Morrall
Luxiders Magazine Contributor
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© Kelly Sikkema via Unsplash