Estética y Fast Fashion | El encanto y las secuelas

 

En el mundo en constante evolución de la moda rápida, las tendencias van y vienen a la velocidad del rayo. La obsesión de las redes sociales por la “estética” ha avivado aún más el fuego, lo que plantea interrogantes sobre la sostenibilidad, la creatividad y el verdadero coste de nuestras elecciones estilísticas.

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¿Ha oído hablar de la estética cottage-core que circula por las redes sociales? ¿Qué tal fair-core, Y2K, coquette-core? El término estética ha adquirido un significado totalmente nuevo en el contexto de las redes sociales, que se infiltran en todos los aspectos de nuestra vida cotidiana. Antes se consideraba una rama de la filosofía que se ocupaba de la apreciación de la belleza. Ahora, el término “estética” es un argot utilizado para describir un determinado estilo.

Muchas de estas estéticas de estilo alimentan microtendencias. Las microtendencias son modas que experimentan un repunte de popularidad antes de decaer. Sus breves ciclos de vida suelen saturar el mercado de la moda con un determinado estilo de ropa que sólo será popular durante un mes, como mucho.

 

La estética y las microtendencias llevan a menudo a las marcas de moda rápida a producir en masa ropa de baja calidad que acaba en los vertederos.

Fernand De Canne via Unsplash

ENTENDER LA MODA RÁPIDA

En el pasado, la industria de la moda funcionaba con cuatro estaciones al año: otoño, invierno, primavera y verano. La moda se prescribía a la alta sociedad antes de estar al alcance de las masas. Las cosas empezaron a cambiar en torno a 1960, cuando las publicaciones de campañas de marketing de ropa dieron a conocer las tendencias a los clientes. Esto hizo que la industria de la moda acelerara su ritmo y abaratara costes.

Hoy en día, las marcas de moda rápida producen unas 52 “microtemporadas” al año, es decir, una nueva “colección” a la semana, lo que genera un consumo masivo. Actualmente nos encontramos en un punto de no retorno. Las marcas reproducen en tiempo real las tendencias de la calle y de las semanas de la moda. Las empresas pueden crear nuevos estilos deseables semanalmente, si no a diario.

La popularidad de aplicaciones de redes sociales como Tik Tok o Instagram ha alimentado aún más el ciclo interminable de la moda rápida. El auge de las compras, la estética y las tendencias en las redes sociales ha provocado un aumento de las compras compulsivas a medida que las tendencias cambian rápidamente, dando lugar a lo que sólo podemos denominar “moda ultrarrápida”.

La moda rápida puede moverse a un ritmo rápido, pero no puede competir con la moda ultrarrápida, que anima a comprar y llevar ropa barata de marcas y desecharla tras unos pocos usos. Los principales protagonistas de la moda ultrarrápida son Shein, Fashion Nova y Princess Polly, que han cuidado su imagen para adaptarse a la estética específica que circula por las redes sociales.

El atractivo de la moda rápida no sólo reside en la gran variedad de estilos y opciones, sino también en su asequibilidad. Sin embargo, la moda rápida sólo engaña a la gente haciéndole creer que recibe valor por su dinero.En realidad, la dependencia de la moda rápida podría perjudicar a largo plazo el bolsillo de los consumidores.

Becca Mchaffie via Unsplash

EL IMPACTO DE LA MODA RÁPIDA

Para satisfacer la demanda, las marcas de moda rápida a menudo tienen que hacer recortes. La ropa se confecciona con prisas, no hay un control de calidad adecuado y las marcas venden mercancía de muy baja calidad. Esta mercancía suele desecharse debido a su baja calidad.

Según Business Insider, la producción de moda representa el 10% de las emisiones mundiales de carbono. Seca las fuentes de agua y contamina ríos y arroyos, mientras que el 85% de los textiles van a parar a los vertederos cada año.

Además, las marcas de moda rápida son famosas por sus prácticas de producción poco éticas. Para mantener bajos los costes, la industria de la moda recurre al trabajo infantil o mantiene talleres de explotación. Últimamente el trabajo infantil va en aumento, las investigaciones demuestran que al menos 29,8 millones de personas viven en condiciones de esclavitud moderna.

Aparte del impacto ecológico y social de la moda rápida, también afecta a nuestro sentido de la individualidad. La moda rápida y la mentalidad de rebaño están relacionadas. En cierto modo, la estética se crea en la búsqueda de una identidad única que se expresa en objetos materiales. La estética vincula a los usuarios a un “grupo interno”. Sin embargo, la dependencia de la moda rápida para expresar esta individualidad, irónicamente hace que no sea única en absoluto. En resumen, alimentar la estética y las tendencias comprando fast-fashion, en realidad borra tu individualidad y autoexpresión.

rio lecatompessy via Unsplash

No cabe duda de que la estética ha ayudado a conservar un sentido del estilo personal, pero la excesiva dependencia de las redes sociales como guía de estilo fomenta un consumo excesivo innecesario. A menudo nos escudamos en la frase “no hay consumo ético en el capitalismo” para justificar nuestro materialismo. Sin embargo, como consumidores tenemos la responsabilidad de ser prudentes con nuestras compras. La creciente concienciación sobre el lado oscuro de la moda rápida ha creado una demanda de opciones sostenibles. Ya existen tales opciones y debemos hacer todo lo posible por apoyar a estas empresas.

 

 

Highlight Image: © Hannah Morgan via Unsplash

+ Words:
Liza Silva
Luxiders Magazine

 

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