Identidad en la era de las redes sociales

 

En una era en la que las redes sociales son el escenario principal de la vida social, seleccionar una persona digital se ha convertido en una necesidad. Sin embargo, detrás de los filtros y la edición se esconde una compleja interacción de identidad falsa y la búsqueda de validación. ¿Por qué seleccionamos identidades para las redes sociales? ¿Y qué efecto tiene en nosotros?

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El libro del sociólogo Erving Goffman de 1956, “La presentación de uno mismo en la vida cotidiana”, fue una contribución innovadora a nuestra comprensión actual del comportamiento humano. En el libro, Goffman propone que toda interacción humana, especialmente aquellas con fines sociales, tiene cierta teatralidad. Goffman imagina a los individuos como actores en un escenario, interpretando el papel de un personaje, con la intención de impresionarse mutuamente y evitar la vergüenza, cambiando modales y apariencia.

Este argumento captó la atención de muchos y profundizó la empatía de las personas hacia la complejidad que todos experimentamos como parte de la condición humana. Todos somos, de alguna manera, actores en el escenario de la vida, desempeñando un papel que se adapta a situaciones y entornos específicos. Desde su publicación, la tesis de Goffman se ha ampliado para tener en cuenta las redes sociales, que desde entonces se han convertido en uno de los principales escenarios de interacción social. Las redes sociales, que alguna vez fueron una actividad de ocio, se han expandido hasta convertirse en parte de la vida humana. Interactuamos con más personas en las redes sociales que en la vida real.

El argumento de Goffman utiliza terminología teatral para explicar la interacción social. Hay una zona frontal o escenario, donde los artistas están frente al público. En nuestra vida diaria, esta región puede ser nuestro lugar de trabajo, las citas con el médico y el mundo exterior en general. Es donde se resaltan los aspectos positivos de la idea de uno mismo y las impresiones deseadas. También existe la región trasera o detrás del escenario, donde las personas pueden prepararse o dejar de lado sus roles. Esta es la comodidad de nuestros hogares, de nuestra vida personal, donde podemos liberarnos del desempeño de roles.

 

El problema con las redes sociales es que se imponen sobre este “entre bastidores”. Requiere que sacrifiquemos la soledad de nuestra vida personal y por eso desempeñamos otro papel más: nuestra personalidad digital.

Austin Distel via Unsplash

En el terreno del mundo de las redes sociales, la presencia en línea de un individuo se ha convertido ahora en una poderosa presentación de su identidad. Las personas suelen seleccionar sus personajes digitales para atraer a una audiencia determinada. A menudo, esta persona digital se selecciona mediante el uso de imágenes. Las imágenes ofrecen una vívida historia visual de sentimientos, eventos e intenciones.

Las redes sociales centradas en lo visual, como Instagram, Snapchat y Tik Tok, son cada vez más populares y han promovido la importancia de las imágenes a la hora de presentarse en línea. Estas aplicaciones también han mejorado la forma en que se consume y comparte el contenido, al introducir filtros, herramientas de edición y otras características que dan forma aún más a nuestras personas en línea.

Para algunas personas digitales se han convertido en una ocupación. Desde blogueros de moda, influencers de fitness y celebridades de tik tok, estos influencers han utilizado sus personajes digitales para construir una base de fans dedicada, que los considera pioneros en sus campos. Esto lleva a que las personas quieran perseguir una personalidad digital ideal; una ilusión de perfección.

Otras motivaciones para seleccionar identidades en línea en las redes sociales podrían deberse a la búsqueda de validación y aprobación de sus pares. Las personas pueden sentirse inseguras con su vida real y, por lo tanto, recurrir a la vida digital, donde pueden controlar cuidadosamente sus personalidades y cómo las perciben los demás. Las redes sociales también son una forma de escapismo para algunos, donde pueden crear una persona completamente diferente cambiando su apariencia y detalles. Estos casos a menudo conducen al problema predominante de la pesca del gato; una actividad en la que los individuos asumen una identidad falsa con la intención de entablar relaciones románticas en línea. En general, las personas digitales se convierten en un mecanismo para afrontar la inseguridad y la baja autoestima.

Marvin Meyer via Unsplash

PERSONA DIGITAL VS. EL YO AUTÉNTICO

En una sociedad basada en ganar “me gusta” y “compartir”, implica sacrificar la autenticidad para presentar la versión más idealizada de nosotros mismos. Esta es a menudo una causa de salud mental entre los jóvenes.

La presión por mantener una imagen impecable genera ansiedad y estrés. Las personas digitales pueden provocar una división entre las identidades reales y virtuales, lo que hace que sea más difícil aceptarnos tal como somos. En algunos casos, podría dar lugar a comportamientos socialmente inaceptables y a una pérdida de confianza en las interacciones en línea. Mantener una personalidad digital también puede afectar a la audiencia. Las identidades digitales y las personas falsas pueden afectar las interacciones en línea al influir en el comportamiento y la percepción, lo que podría conducir a incidentes de ciberacoso e incitación al odio digital.

Entonces, ¿cómo podemos utilizar las redes sociales de una manera que no dañe nuestra percepción de nosotros mismos? ¿Cómo podemos crear una presencia online auténtica?

La clave para lograr una auténtica presencia en línea radica en la autoaceptación, que es algo que se encuentra fuera del terreno familiar de las pantallas de nuestros teléfonos y las cámaras, y que más bien nos obliga a mirar dentro de nosotros mismos. La autoaceptación a menudo significa que debemos aceptar nuestras vulnerabilidades e imperfecciones. De esta manera, podemos utilizar las redes sociales para fomentar conexiones genuinas e interacciones significativas. En resumen, lo más útil que uno puede hacer es tomarse un tiempo fuera de las redes sociales de vez en cuando, para disfrutar de la santidad de sus vidas sin la vigilancia constante de una audiencia. O como dice Goffman, entrar detrás del escenario y tomar un respiro o dos.

A medida que navegamos por este panorama digital en constante crecimiento, es importante comprender la motivación detrás de nuestras personas digitales y cómo impactan nuestra percepción de nosotros mismos. Al reconocer el poder que tenemos para crear nuestras identidades, podemos esforzarnos por lograr la autenticidad y comprender que las conexiones y la validación, en última instancia, provienen de ser nosotros mismos.

 

 

Highlight Image: © Camilio Jiminez via Unsplash

+ Words:
Liza Silva
Luxiders Magazine

 

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