La herencia inmortal de Jane Goodall: la mujer que nos enseñó a repensar la humanidad

La comunidad científica, ambiental y humanitaria se ha visto sacudida por la noticia: la Dra. Jane Goodall DBE, fundadora del Jane Goodall Institute, Mensajera de la Paz de las Naciones Unidas y una de las primatólogas y conservacionistas más influyentes del mundo, ha fallecido a los 91 años por causas naturales mientras realizaba una gira de conferencias en California. Su muerte marca el final de un capítulo extraordinario, pero también garantiza que su voz y su visión resonarán muy dentro del futuro.

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De secretaria a pionera científica

El mundo ha perdido una de sus voces más visionarias. La Dra. Jane Goodall, DBE, fundadora del Jane Goodall Institute, Mensajera de la Paz de la ONU y la mujer que redefinió nuestra comprensión de los chimpancés y, en última instancia, de nosotros mismos, ha fallecido a los 91 años por causas naturales durante una gira de conferencias en California. Su partida es más que la muerte de una científica. Es el cierre de un capítulo que abarcó seis décadas de investigación pionera, activismo incansable y una esperanza inquebrantable.

La historia de Jane Goodall siempre se ha leído como si saliera de una novela. Nacida en Londres en 1934, llegó a Tanzania con tan solo 26 años, armada no con un doctorado, sino con un cuaderno, unos prismáticos y una determinación que cambiaría la ciencia para siempre. Animada por el célebre paleontólogo Louis Leakey, comenzó la obra de su vida en los bosques de Gombe. Lo que siguió fue una revolución.

Hasta Goodall, se consideraba que los humanos eran los únicos fabricantes de herramientas. En 1960, observó a los chimpancés arrancando hojas de ramas para extraer termitas, demostrando que la línea que nos separaba de ellos no era tan sólida como sugerían los manuales. “Debemos ahora redefinir al hombre, redefinir la herramienta o aceptar a los chimpancés como humanos”, comentó célebremente Leakey. Sus crónicas detalladas de sus vínculos sociales, su violencia, su duelo y su ternura obligaron a la ciencia —y a la sociedad— a reconsiderar sus supuestos sobre la inteligencia, la moralidad e incluso el alma.

“You cannot get through a single day without having an impact on the world around you.”— Jane Goodall.

Chimpazees Jane Goodall
@ Taylor Gregory via Unsplash

Avances científicos que cambiaron el mundo

Pero Goodall nunca se limitó a la observación. En 1977 fundó el Jane Goodall Institute, que hoy opera en más de 27 países. Se convirtió no solo en un centro de investigación, sino en un modelo de conservación con raíces en la comunidad. Al aprovechar la tecnología —desde el mapeo satelital hasta la recopilación de datos móviles— el Instituto ha contribuido a restaurar bosques, proteger hábitats en peligro y empoderar a las comunidades locales para construir medios de vida que no destruyan los ecosistemas que las rodean. Las cifras hablan por sí solas: los chimpancés salvajes, cuyas poblaciones han caído de más de un millón hace un siglo a menos de 300.000 en la actualidad, tienen hoy una posibilidad real de sobrevivir gracias a los corredores forestales y a las redes de guardianes creados bajo su guía.

Su impacto se extendió más allá de la ciencia. En 1991 lanzó Roots & Shoots, un programa juvenil que desde entonces ha movilizado a millones de jóvenes en casi 100 países para diseñar proyectos a favor de los animales, las personas y el planeta. La lógica era simple pero profunda: el cambio empieza en los jóvenes, y el liderazgo comienza con la empatía.

La voz de Goodall también alcanzó la escena mundial. Se convirtió en Mensajera de la Paz de la ONU, fue nombrada Dama Comendadora de la Orden del Imperio Británico, recibió el Premio Templeton en 2021 y, en 2025, fue distinguida con la Medalla Presidencial de la Libertad en Estados Unidos. Sin embargo, a pesar de todos estos galardones, a menudo se describía a sí misma como “una mensajera de los chimpancés” y una defensora de la esperanza.

Incluso en su novena década, se mantuvo incansable. Recorrió el mundo ofreciendo más de 300 conferencias al año, animando a las audiencias no solo a maravillarse ante la naturaleza, sino a luchar por ella. Su mensaje fue constante: cada individuo importa, cada acción cuenta y la esperanza es una responsabilidad, no un lujo.

«Todavía hay tanto en el mundo por lo que vale la pena luchar» — Jane Goodall.

Chimpazees Jane Goodall
© Ali Kazal via Unsplash

Citas para llevar contigo cada día

Para Luxiders Magazine, el legado de Jane Goodall resuena con fuerza. Su vida entera fue un acto de conexión radical  — entre especies, entre personas, entre generaciones. Ella dijo una vez: «Lo que haces marca una diferencia, y tienes que decidir qué tipo de diferencia quieres hacer». Una frase que resume tanto su filosofía como el desafío que nos plantea.

Otras palabras suyas resuenan como una llamada a la acción: «Cada individuo importa. Cada individuo tiene un papel que desempeñar. Cada individuo marca la diferencia». Y quizás la más urgente: «El mayor peligro para nuestro futuro es la apatía».

Jane Goodall ha dejado este mundo, pero su espíritu perdura en los bosques que luchó por salvar, en los millones de personas que inspiró y en las preguntas que nos obliga a responder. ¿Tendremos el coraje de actuar como guardianes en lugar de dueños? ¿Podremos sostener su fe en la esperanza, incluso frente a la crisis? Su vida demuestra que un solo individuo, con visión y compasión, puede encender un movimiento que abarque el mundo entero. Al llorar su pérdida, heredamos no solo su memoria, sino también su misión inconclusa.

“The greatest danger to our future is apathy.” — Jane Goodall.

Hightlight Image:
© Courtesy by Jane Goodall Institute

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