El surf como estilo de vida biocentrista

 

 

El surf no es solo un deporte acuático, sino un culto que a menudo se asocia con actitudes proambientales y biocentristas. El biocentrismo describe una visión que niega la superioridad de los humanos sobre la naturaleza y considera a todos los seres vivos como iguales. Pero, ¿qué tiene el surf que hace que la gente adopte un punto de vista biocéntrico, a pesar de vivir en un mundo antropocéntrico?

 
 

Para recibir la newsletter de la revista Luxiders, suscríbete aquí.

Cuando pensamos en los surfistas, lo más probable es que los imaginemos deslizándose grácilmente sobre una ola acabada de romper. Este momento frágil en el que los surfistas parecen tan en armonía con el océano indomable es, para la mayoría de quienes lo practican, la recompensa más alta que hace que todos los esfuerzos, fracasos y resistencia valgan la pena. El surf requiere estar en absoluta sintonía con la naturaleza. Por lo tanto, no sorprende que el surf se asocie a menudo con actitudes proambientales y biocentrismo. El biocentrismo describe una visión que niega la superioridad de los humanos sobre la naturaleza y considera a todos los seres vivos como iguales. Pero, ¿qué tiene el surf que hace que la gente adopte un punto de vista biocéntrico, a pesar de vivir en un mundo antropocéntrico?

 
 
 
 
 

Actualmente, más del 50% de la población mundial vive en zonas urbanas. Se prevé que esta tendencia aumente hasta el 68% para 2050. La vida cotidiana en las zonas urbanas capitalistas suele estar llena de distracciones. Los anuncios nos prometen falsamente felicidad y satisfacción en el futuro siempre que sigamos comprando los últimos productos. Las tecnologías simplemente nos permitieron la posibilidad de llevar esta forma de vida. Usar nuestros instintos se volvió redundante cuando eliminamos todos los peligros y enemigos naturales de los paisajes urbanos. En última instancia, nos encontramos como consumidores pasivos, atrapados en una rueda en marcha, desde que nos olvidamos de cómo dejar de correr.

DESPERTAR SURFERO

Sin embargo, el surf podría permitirnos romper este círculo vicioso, ya que con crudeza nos expone a la naturaleza y a su tremendo poder. El océano no se ajusta a ninguna ley creada por el hombre, sino a leyes que son mucho más grandes y poderosas que nosotros. Leyes que a veces son demasiado complejas de entender, lo que hace que el océano y sus olas, su frecuencia, tamaño, velocidad y longitud sean impredecibles. Obliga a los surfistas a volverse proactivos y reactivos, al tener que prestar extrema atención a sus sentidos, instintos y al entorno que los rodea. Esto también favorece causar un estado de flujo meditativo. Un estado de serenidad, pero mayor actividad mental durante el cual los surfistas no solo se conectan con ellos mismos sino con la naturaleza. No es de extrañar que el surf se perciba con frecuencia como una experiencia espiritual única.

 

APRENDER UNA LECCIÓN DE LA NATURALEZA

Además, el surf enseña en humildad y cuestiona la superioridad humana hacia la naturaleza. Cualquier surfista experimentará limitaciones en sus habilidades físicas y mentales. Un momento de falta de atención, una estimación incorrecta o incluso un movimiento poco meditado puede llevar a los surfistas a ser arrastrados y empujados bajo el agua durante segundos que parecen interminables. Por tanto, todo surfista experimentado sabe que surfear con éxito una ola consiste en adaptarse al océano, no en intentar controlarlo. Este conocimiento es fundamental para avanzar hacia una mentalidad menos antropocéntrica y más biocéntrica.

 
 
 

LA INDUSTRIA DEL SURF, AGENTE DEL ANTROPOCENTRISMO

Sin embargo, estos efectos favorables al medio ambiente están en peligro de ser subvertidos por la industria del surf. La industria del surf se ajusta a las estructuras capitalistas creando una imagen estereotipada de un surfista tranquilo y ecológico, para promover el surf como una forma de lograr una vida mejor. Pero la industria del surf no está interesada en hacer de él una manera de abrazar la naturaleza, sino más bien en mercantilizar el surf como un deporte competitivo, lo que reduce las experiencias de surf a un mero rendimiento. El surf a menudo se convierte en la búsqueda de la mejor ola, lo que implica prácticas no respetuosas con el medio ambiente, como el turismo de surf. Para ello, la naturaleza se convierte únicamente en un medio para alcanzar metas personales, lo que refuerza la ignorancia y las visiones antropocéntricas.

 
 
 
 
 

El surf permite a los surfistas una proximidad ciertamente poco convencional a la naturaleza y evoca una conexión que puede generar la forma en que la naturaleza es considerada y tratada. Además, el surf brinda la oportunidad de adquirir conocimientos, la capacidad de reflexionar y lograr el crecimiento personal. La protección de la naturaleza estaría, pues, en el propio interés, ya que su destrucción significaría la destrucción de una fuente de autorrealización única. En última instancia, el surf parece crear conciencia de la dependencia y comprensión de la interconexión de los seres vivos que promueve una visión biocéntrica y cambia la relación dinámica entre la naturaleza y la humanidad. Sin embargo, para ese propósito, uno debe evitar convertirse en una víctima de la industria del surf, que es inevitablemente parte de un sistema de explotación de la naturaleza.

 
 

+ Words:

Lissy Reichenbach
Luxiders Magazine

+  Translation:

Marta Capdevila