La moda es feminista | La revolución feminista de la moda ética
El auge de la moda sostenible no es solo una tendencia, sino un movimiento significativo que intersecta con el feminismo, defendiendo los derechos de las mujeres, la igualdad y su empoderamiento en todo el mundo. La moda ética, basada en la sostenibilidad, prioriza salarios justos, condiciones laborales seguras e igualdad de género, especialmente para las mujeres en fábricas de confección ubicadas en países en desarrollo. A medida que este poderoso movimiento continúa ganando impulso, sus efectos positivos en las mujeres a nivel mundial se fortalecen y profundizan.
LAS MUJERES EN EL CORAZÓN DE LA INDUSTRIA DE LA MODA
La industria mundial de la moda es vasta, empleando a más de 75 millones de personas, de las cuales un abrumador 80% son mujeres, que trabajan predominantemente en países en desarrollo como Bangladesh, Vietnam e India. A pesar de su presencia dominante en la fuerza laboral, muchas de estas mujeres soportan con frecuencia condiciones laborales duras y reciben salarios apenas suficientes para mantenerse a sí mismas o a sus familias. La demanda implacable de producción rápida y barata de la moda rápida agrava la explotación de estas mujeres, atrapándolas en entornos laborales inseguros con derechos y protecciones mínimas.
Sin embargo, el crecimiento de la moda sostenible comienza a desafiar este status quo preocupante. Las marcas de moda ética destacan la transparencia y la equidad, asegurándose de que los trabajadores, especialmente las mujeres, sean tratados con dignidad y respeto. Según la organización Fashion Revolution, solo el 2% de las trabajadoras de la moda ganan un salario digno, lo que subraya la necesidad urgente de una reforma significativa en la industria. Los principios de comercio justo son fundamentales para abordar estas desigualdades, garantizando que las mujeres en las fábricas de confección sean justamente compensadas por su labor, ayudando a romper el ciclo de pobreza que ha aquejado a la industria por tanto tiempo.
EXPLOTACIÓN DE MUJERES EN LA INDUSTRIA DE LA CONFECCIÓN
Aunque las mujeres son la columna vertebral de la industria de la confección, también son sus trabajadoras más vulnerables. En muchos casos, las mujeres ganan menos que los hombres por desempeñar las mismas funciones. Por ejemplo, en Bangladesh, las mujeres ganan frecuentemente mucho menos que sus homólogos masculinos y tienen menos probabilidades de ser ascendidas a puestos de supervisión. Los trabajadores masculinos tienden a ser preferidos para empleos mejor remunerados, mientras que las mujeres permanecen en roles de bajo salario e intensivos en mano de obra, reforzando una profunda y sistémica división de género que es difícil de superar.
Además, las mujeres en fábricas de confección enfrentan con frecuencia acoso físico y verbal. Un informe de 2020 de Human Rights Watch reveló que las trabajadoras en Camboya y Bangladesh experimentaban a menudo acoso sexual por parte de supervisores, sin apenas recursos disponibles para ellas. Este tipo de explotación dirigida es desproporcionadamente raro entre los trabajadores masculinos, lo que resalta la marcada desigualdad de género incrustada en la industria y sus operaciones.
CONDICIONES LABORALES SEGURAS: UN IMPERATIVO FEMINISTA
El trágico colapso de la fábrica Rana Plaza en Bangladesh en 2013, que se cobró la vida de 1.134 trabajadores —la mayoría mujeres—, sigue siendo un ejemplo alarmante de los peligros que enfrentan las trabajadoras de la moda rápida. Este desastre llamó la atención mundial sobre las condiciones inseguras y peligrosas en las que estas mujeres se veían obligadas a trabajar. En contraste, la moda sostenible prioriza la seguridad de los trabajadores, colaborando con fábricas que proporcionan entornos de trabajo limpios y seguros. Las marcas éticas aseguran que las mujeres no tengan que arriesgar sus vidas por un sueldo, convirtiendo la seguridad laboral en un imperativo feminista que debe ser defendido en toda la industria.
IGUALDAD DE GÉNERO EN LA CADENA DE SUMINISTRO DE LA MODA
+ Words:
Aoife Morrall
Luxiders Magazine Contributor
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© Lindsey Lamont via Unsplash