
El coste humano de la moda | La historia no contada de los recolectores de residuos textiles
La recolección de residuos es una industria tanto social como legalmente ignorada. Estas personas trabajadoras son clave para construir una economía circular y reducir los desechos, pero siguen sin ser reconocidas ni respaldadas. Todos contribuimos a la generación de residuos, por lo que es fundamental conocer a quienes se ven obligados a enfrentarse al problema cada día.
¿QUIÉNES SON LOS RECOLECTORES DE RESIDUOS?
Los recolectores de residuos son personas que buscan entre la basura objetos que puedan venderse o reciclarse. Trabajan en vertederos, en las calles, en centros de reciclaje e incluso van de puerta en puerta. Nuestra sociedad genera montañas de residuos textiles, electrónicos, plásticos y mucho más. Los recolectores desempeñan un papel no reconocido en muchas industrias, desde la gestión comunitaria de residuos hasta la cadena de valor, encontrando objetos para revender o reutilizar. Pero las condiciones en las que trabajan son extremas. Están expuestos a peligros como productos químicos tóxicos y enfermedades derivadas de condiciones insalubres. Además, esta labor suele ser ilegal, implica en muchos casos trabajo infantil y está profundamente ligada a redes de trata de personas.
El sector textil produce millones de toneladas de residuos cada año, lo que ha dado lugar a numerosos vertederos de ropa en todo el mundo. Los recolectores textiles recogen y clasifican prendas y tejidos descartados. Estos materiales se venden o se reutilizan para crear nuevos productos o se descomponen en fibras que pueden volver a comercializarse.

LOS PROBLEMAS QUE ENFRENTAN
Los recolectores de residuos textiles enfrentan tanto problemas únicos como similares a los de otros sectores de recolección. La exposición a productos químicos nocivos presentes en los tintes y tratamientos de las telas puede causar problemas respiratorios, afecciones cutáneas y otros trastornos de salud. Además, el trabajo físico de buscar entre vertederos sin equipo de protección los expone a lesiones y problemas de salud a largo plazo.
Otro gran problema es el carácter informal del sector. Los recolectores —incluidos los que se dedican al textil— carecen de reconocimiento legal y de derechos, lo que les dificulta acceder a protecciones, beneficios y redes de apoyo. Esto agrava su vulnerabilidad económica, al estar sujetos a salarios injustos y sin seguridad laboral. A ello se suma el estigma social asociado a esta labor, que limita su movilidad social y perpetúa los ciclos de pobreza.
El trabajo infantil y la trata de personas están muy presentes en la industria de la recolección de residuos. Países con una gran industria textil, como India, Bangladesh y Camboya, cuentan con un elevado número de recolectores textiles. En India, a menudo se les conoce como rag pickers. Solo en Nueva Delhi hay unos 300.000 ‘rag pickers’, y alrededor de la mitad son menores de 14 años. Los niños participan porque la labor no requiere habilidades específicas y porque muchas familias que viven cerca de los vertederos necesitan ingresos adicionales.
En algunos casos, los recolectores son atraídos a este sector con falsas promesas de préstamos, vivienda u otro tipo de ayuda. Una vez aceptan, quedan atrapados en una situación de endeudamiento que los obliga a seguir trabajando para pagar sus deudas. Las mujeres recolectoras son aún más vulnerables, enfrentando mayores riesgos de explotación sexual. La falta de reconocimiento legal y formal del sector hace que todos estos abusos queden sin control ni consecuencias.


ESFUERZOS PARA MEJORAR LAS CONDICIONES
Existen numerosos llamamientos para mejorar las condiciones de vida y trabajo de los recolectores de residuos. Estas demandas incluyen la formalización del sector, el suministro de equipos de protección, apoyo social y económico, así como el reconocimiento legal y los esfuerzos de incidencia política. En Nairobi, se ha lanzado la campaña “Justicia para los Recolectores de Residuos”, en la que lxs trabajadorxs del sector se han unido para exigir reconocimiento legislativo.
Muchas organizaciones y ONGs también están proporcionando a estxs trabajadorxs formación en salud y seguridad, así como educación financiera, con el objetivo de empoderarlxs y mejorar sus oportunidades laborales. Algunas iniciativas se centran en facilitar el acceso a servicios de salud básicos, mientras que otras buscan introducir tecnologías que les faciliten el trabajo.
Brasil es un país pionero en los esfuerzos de formalización de esta labor. El país ha reconocido el papel esencial de lxs recolectores en la gestión de residuos y el reciclaje, y ha creado políticas que fomentan la colaboración de los municipios con cooperativas de recolectores. Estas cooperativas ofrecen mayor estabilidad, mejores ingresos y acceso a servicios sociales como salud y educación. Además, la formalización ha contribuido a reducir el estigma asociado al oficio, gracias a campañas de sensibilización pública.

+ Highlight Image: ©Bill Wegener via Unsplash