El Impuesto Rosa | La barrera para las mujeres que todos seguimos pagando

 

 

La Tasa Rosa es una barrera para las mujeres que nos impide alcanzar una sociedad igualitaria. Aquí tienes todo lo que debes saber al respecto.

 

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¿Te has dado cuenta de que el mismo producto en rosa o los productos etiquetados como "para ella" tienen precios más altos que el resto? Pues existe un término para explicarlo: Se llama "Tasa Rosa". El Foro Económico Mundial describe el término como la disparidad de precios entre los productos que se anuncian y se dirigen a hombres y mujeres. Utilizado por primera vez en 1994, cuando se legisló en California la Ley de Derogación del Impuesto de Género, la tasa rosa (el Pink Tax) fue adquiriendo cada vez más importancia con el paso del tiempo. Aunque la discriminación directa hacia las mujeres a veces deja en la sombra a las acciones indirectas, este mecanismo de fijación de precios sigue vivo y nos impide alcanzar una sociedad igualitaria y cultura sostenible.

 

PRÁCTICAS DE DIVERSAS INDUSTRIAS

Cuando buscamos ejemplos observables del impuesto, aparece una investigación realizada por el Departamento de Asuntos del Consumidor de la ciudad de Nueva York. Como iniciativa para deshacerse de este mecanismo, el Departamento reveló que las mujeres de Nueva York se enfrentan a una tasa aproximada del 7% de precios más altos en comparación con los hombres cuando se trata de productos similares. Las maquinillas de afeitar constituyen un gran ejemplo de ello: Cuando las maquinillas de afeitar femeninas tienen un precio de 18,49 dólares, a los hombres se les cobra 14,99 dólares por el mismo producto. En este punto no sólo intervienen las diferencias de precio, sino también las construcciones sociales. La norma socialmente construida de que las mujeres no tengan vello las obliga a comprar continuamente maquinillas de afeitar, aunque les cobren más por el mismo producto. Las estadísticas demuestran que los tampones y las compresas tienen un precio mayor al estar incluidos en el impuesto sobre las ventas, lo que evalúa esos productos como materiales de "lujo", aunque sean una necesidad fundamental. En este sentido, el impuesto rosa se convierte en una carga ineludible para las mujeres.

Desgraciadamente, el impuesto no sólo afecta a los productos de higiene. La investigación de Business of Fashion revela que la industria de la moda también adopta prácticas similares. La investigación, que analizó los productos de casas de moda como Saint Laurent, Valentino, Gucci, Dolce & Gabbana, Alexander Wang y Balmain, reveló que las mujeres se ven obligadas a pagar hasta 1.000 dólares más que los hombres por las mismas prendas. Aunque se argumenta que algunas de las piezas femeninas requieren más trabajo manual, la tendencia general demostró que las mujeres están sometidas a un embargo de facto de diversas industrias.

 
 
 
 
 

ARGUMENTOS CONTRA LA TASA ROSA

Una respuesta opuesta a el impuesto "Pink Tax" parte del mecanismo básico del capitalismo: La curva de la oferta y la demanda. Especialmente en la industria de la moda, la gente argumenta que como las mujeres compran más, los precios de sus prendas suben. Afirman que no es un acto consciente, sino que así funciona la llamada "mano invisible". Sin embargo, la polémica de las maquinillas de afeitar apunta a un factor importante. Las demandas de productos por parte de las mujeres a menudo no se configuran de forma autónoma, sino que son el resultado de estereotipos sociales, al igual que la obligación de no tener vello. Debemos preguntarnos entonces: Si no hay libre albedrío, ¿no es problemático presentar las curvas de oferta y demanda como argumento? Por otra parte, la desigualdad entre los salarios de hombres y mujeres es digna de mención. Un reciente estudio de la Comisión Europea sobre las diferencias salariales entre hombres y mujeres demuestra que las mujeres europeas ganan casi un 13% menos que los hombres por las mismas horas de trabajo y los mismos empleos. En este sentido; incluso un mundo en el que no existiera la tasa rosa sería injusto debido a la falta de oportunidades entre géneros. Lo que la tasa rosa hace a las mujeres resulta cada vez más punitivo teniendo en cuenta todas estas cargas.

 

SEAMOS CONSCIENTES

No podemos cambiar el mundo en 24 horas, pero sí podemos iniciar nuestros hábitos para luchar contra la desigualdad. La compra consciente contra la tasa rosa puede incluir algunas de estas prácticas: Rechazar la compra de la "versión femenina" de los mismos productos; dejar de comprar a marcas que producen de forma poco ética y que aplican la tasa rosa; o seguir las estadísticas sobre la Tasa Rosa para reforzar tu conciencia sobre las marcas.

Tras estas acciones personales, el siguiente paso sería una actitud colectiva: Al igual que los legisladores de Nueva York y California prohibieron la "tasa rosa", tú puedes influir en los legisladores de tu región. Unirse a grupos activistas o ponerse en contacto con empresarios políticos funcionará. Ser una voz contra la discriminación funcionará. Tarde o temprano, la acción colectiva contra la tasa rosa nos llevaría un paso más allá en el camino de la construcción de un mundo sostenible y una sociedad igualitaria.

 
 

Words:

Tolga Rahmalaroglu
Luxiders Magazine