La obra del artista taiwanés Hsu Tung Han es muy importante en términos de esta materialidad. Como un rompecabezas que puentea dos mundos, estas esculturas humanas se hacen de una sola pieza de madera a las que, después, el artista impregna el proceso de pixelado. En una sola pieza, cuestiona el tiempo, la interrupción, el trabajo manual, la naturaleza, la atracción digital y la nueva identidad de los seres humanos.
En la primera etapa, el artista utiliza modelos de arcilla y bocetos para imaginar el resultado. En segundo lugar, el concepto se transforma en bloques de madera, principalmente de nogal, teca o madera africana. Las obras nunca parecen totalmente acabadas, aunque cada una llega al final de un proceso laborioso. Un dinamismo que parece ponerlas en movimiento. Como el círculo del tiempo, humano y tecnológico: El presente se vuelve pasado, el futuro se convierte en presente. ¿Quiénes somos nosotros? ¿Cuáles son los orígenes? ¿Hacia dónde nos dirigimos?