Los mejores festivales de música en torno a la sostenibilidad
A medida que conseguimos resurgir de nuestras restricciones pandémicas, los festivales de música comienzan a regresar con toda su fuerza. Pero los festivales de música siempre han sido una gran fuente de contaminación y desperdicio cada verano. Cuanto más conscientes nos hacemos de nuestro impacto en el medio ambiente, más nos preguntamos: ¿los festivales pueden ser realmente sostenibles?
¿PUEDEN SER SOSTENIBLES LOS FESTIVALES DE MÚSICA?
En 2017, el Festival de Roskilde generó 405 toneladas de residuos. Del mismo modo, Glastonbury genera más de 2.000 toneladas de basura cada año. Parece que los festivales de música se han convertido en sinónimo de residuos y contaminación.
Los principales festivales de música como Coachella generan una media de 106 toneladas de residuos al día. La gente que acude en masa a estos festivales trae consigo sus objetos no reciclables, y los desecha en el ambiente local cuando finaliza la fiesta. Estos productos se envían a un vertedero, donde probablemente se queman, lo que genera más contaminación del aire. Los festivales incluso crean contaminación acústica, amenazando a los animales locales.
Incluso viajar a estos festivales pasa factura a nuestro planeta. La mayor fuente de emisiones de los festivales de música son los viajes de los asistentes. En el Reino Unido, se estima que las emisiones de los viajes de los asistentes constituyen el 80 % de las emisiones totales de los asistentes. Totalizando un estimado de 78.000 toneladas de C02. Sin embargo, algunos festivales están allanando el camino para un futuro más verde.
ØYAFESTIVALEN, NORUEGA
9 al 13 de agosto
Visto como un pionero de los festivales más ecológicos, Øyafestivalen, que se encuentra en Noruega, es conocido por su enfoque ecológico. Desde 2014, ha ganado varios premios por sus incansables esfuerzos hacia la sostenibilidad. Su objetivo es inspirar a sus asistentes y otros festivales, animándonos a todos a vivir un estilo de vida ecológico.
UN COMIENZO MODESTO
Si bien las dos primeras ediciones del festival en 1999 y 2000 se llevaron a cabo en Kalvøya, en las afueras de Oslo, el festival se instaló desde entonces en Middelalderparken. Inicialmente, con solo una audiencia de 1000 asistentes en un día, ha crecido para acomodar a más de 85,000 cada año.
UNO DE LOS FESTIVALES MÁS VERDES DE EUROPA
Desde su concepción, Øyafestivalen se ha esforzado por encontrar nuevas formas de garantizar que su festival sea lo más sostenible posible.
Britt Nilsen, directora de sostenibilidad y alimentos de Øyafestivalen, explicó su comprensión de lo que realmente es un festival sostenible. “Hacer un festival es construir una pequeña ciudad en pocos días, lo que implica diferentes actividades con un impacto de CO2 difícil de eliminar”. Sin embargo, el festival Øya trabaja activamente para minimizar su impacto “estamos implementando prácticas sostenibles en todas las áreas; tanto en alimentos, transporte, energía y residuos, y en muchos aspectos superan con creces a la mayoría de las ciudades”.
Fuera de la contaminación causada por los festivales, el sentido de comunidad Øyafestivalen se esfuerza por inspirar el cambio. Como señala Britt, “reunir una multitud de 100.000 asistentes al festival es una oportunidad para inspirar a la acción y el cambio, y al usar esta influencia para tener un impacto en los hábitos de las personas que se extiende mucho más a su propio impacto negativo”.
Entonces, ¿puede un festival ser realmente sostenible? Britt cree con el enfoque correcto; incluso puede ser parte de la respuesta “Creo que un festival puede ser verdaderamente sostenible e incluso parte de la solución, lo que implica que todos cambiemos nuestra perspectiva y estilo de vida”.
Los métodos pioneros de Øyafestivalen le han valido al festival varios premios. En 2018, el 75% de todo su material de desecho fue reciclado y utilizado para fabricar nuevas materias primas y productos. El resto de los residuos fue energía utilizada como calefacción urbana a través de Hafslund.
En 2019, el equipo presentó vidrio reutilizable en Øyafestivalen. Además, todos los cubiertos, así como todas las tazas y barriles son compostables. El material sobrante del festival se reutiliza para pancartas, borlas e incluso fundas de almohada.
Britt señala cómo la pandemia incluso ha intensificado sus esfuerzos ecológicos: “La pandemia nos mostró cuán frágil se vuelve el tema de la sostenibilidad cuando otros eventos aparentemente más urgentes dominan la agenda. Nuestras medidas no han cambiado, en todo caso, se han intensificado”.
A medida que los festivales reabren después de la pandemia, la mentalidad sostenible de Øyafestivalen no muestra signos de desaceleración. Como explica Britt, “Este año estamos especialmente preocupados por la alimentación sostenible. Eso implica reducir nuestro propio impacto sirviendo más alimentos de origen vegetal y exhibiendo productos atípicos o infrautilizados, como algas e insectos”.
Britt explicó su enfoque: “Trabajamos en estrecha colaboración con pequeños agricultores orgánicos/regenerativos y empresas que revolucionan el sistema alimentario. Y estamos dedicando mucho tiempo a comunicar a nuestra audiencia qué papel juega el sistema alimentario en el cambio climático y los problemas ambientales, y cómo pueden ayudar a cambiarlo”.
“Creo que un festival puede ser verdaderamente sostenible e incluso parte de la solución, lo que implica que todos cambiemos nuestra perspectiva y estilo de vida”
SHAMBALA, INGLATERRA
25 al 28 de agosto
Shambala Festival, ubicado en Northamptonshire, Inglaterra, tiene la sostenibilidad en su corazón. Cada año, el equipo detrás de Shambala se esfuerza por mejorar su impacto ambiental. Shambala alienta a los participantes a involucrarse en la reducción de su impacto en el medio ambiente afirmando: “¡vosotros (todos) sois una gran parte de la situación!”.
LA HISTORIA
El festival Shambala comenzó con un grupo de estudiantes a finales de los 90. Después de 17 años, no ha olvidado sus raíces originales, siendo aún propiedad de sus creadores. Se centra en la música rock, pop y folk y promete cada año tener un cartel que “no encontrarás en ningún otro lado”.
UNA PROMESA VERDE
Shambala se compromete a ser lo más ambientalmente sostenible posible. Hasta ahora, el equipo detrás de Shambala ha reducido la huella de carbono del festival en más del 80 %.
El festival es completamente vegetariano. Lleva estando libre de carne y pescado desde 2016. Eliminando uns estimación de 100 toneladas de emisiones de GEI por año. Su comida es orgánica y de comercio justo. Fomentan a los proveedores locales, rechazando marcas populares como Coca-Cola en favor de etiquetas locales más pequeñas.
Shambala también funciona con energía 100% renovable. En 2018 introdujeron tarifas de energía para nuestros cafés y comerciantes de alimentos para fomentar la eficiencia energética. El mismo año registraron el envío de cero residuos al vertedero. Todos sus desechos habían sido reciclados a través de su nuevo esquema de reciclaje.
Shamabala apuesta por la sostenibilidad, en 2018 el festival pasó a funcionar 100% con energía renovable.
TERRAFORMA, ITALIA
1 al 3 de julio
El Festival Terraforma, ubicado en Milán, es un festival que se atreve a ser diferente. Campeones de la sostenibilidad y la comunidad, los organizadores de Terraforma tienen como objetivo innovar la experiencia musical. El festival espera convertir la sostenibilidad de una nueva tendencia en un estilo de vida centrándose en escuchar y aprender.
EL COMIENZO
Para Ruggero Pietromarchi, organizador de Terraforma, la sostenibilidad ambiental y la preservación histórica son dos caras de la misma moneda. La belleza natural y la restauración están en el corazón del festival Terraform. Con un enfoque en la mejora y el respeto del entorno natural. Situado en Villa Arconati, en las afueras de Milán, el festival comenzó como una restauración de los jardines del lugar.
ENFOQUE AMBIENTAL
Quadan atrás los días de los vasos de plástico, Terraforma utiliza platos, vasos y cubiertos 100% biodegradables. No verás pajitas adornando tu Coca-Cola Light, su política es anti-pajitas junto con su iniciativa libre de plástico. Lo que significa que probablemente no verás ningun atisbo de poliestireno. En 2019, el festival celebró reducir la basura por persona en un 35 % y alcanzar una tasa de reciclabilidad general del 84 %.
En 2018, Terraforma adoptó un sistema de control de agua específico con el objetivo de reducir la cantidad de agua utilizada por cada asistente. Al introducir válvulas de cierre automático para duchas y lavabos, han reducido efectivamente la cantidad de agua consumida hasta en 56 litros por persona.
+ Words: Emily Fromant, Revista Luxiders
+ Translation: Marta Capdevila