Offbeat Barcelona, una tienda ecológica en pleno centro de Barcelona

«Cuando pienso en el sistema de la moda actual me viene a la cabeza un contraste tan absurdo que a veces casi se me olvida que es real. Hoy en día, el diseño ha quedado relegado a un segundo plano, y a la hora de proyectar moda lo que realmente se tiene en cuenta es la estética imperante e impuesta y la incitación al consumo masivo mediante el marketing. Ni el cliente y sus necesidades reales, ni su entorno, parecen importar en este proceso».

Así de rotunda se muestra Belén Jiménez al comienzo de nuestra entrevista. Ella es diseñadora de moda y fundadora de Offbeat Barcelona, una preciosa tienda situada en el centro de Barcelona en la que, además de diseño por un tubo, se vende pasión por las cosas bien hechas, respeto al medio ambiente y a las personas… y, si uno se porta bien, incluso se regala un poco de amistad. ;O)

Conocimos la tienda paseando entre el laberinto callejero del viejo Raval. Wow! Salimos con la sensación de que teníamos que hablar de lo que en ella se vende, pero no por encimilla, sino como tiene que ser: de forma extensa. Decidimos entrevistar a su alma mater y, escuchando sus respuestas, nos dimos cuenta de que habíamos acertado. Belén Jiménez tiene muuuuucho que contar.

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Belén Jiménez, con camisa con abertura en espalda de Casualirreal (89€) y falda Jiménez (46€). Jairo Lemus, con polo de Casualirreal (91€).

Patronaje realizado a mano. En el taller de Belén Jiménez.

Falda en gabardina negra con cadena de Jiménez 75€.

Madera cortada y grabada con láser, aplicación para bolsos (30€) de venta exclusiva en Offbeat.

Offbeat Barcelona: construyendo un mundo nuevo

¿Qué circunstancias te llevaron a crear Offbeat Barcelona?

Es un proyecto que deseaba realizar desde que finalicé la carrera, quería que mi vida laboral no ensuciara los principios que aplico a mi vida personal. El poco trabajo por cuenta ajena remunerado que queda se concentra principalmente en estas grandes empresas, y trabajar para ellas me supondría demasiado insomnio y quebraderos de cabeza debido al sentimiento de culpa, así que llevo años buscando mi camino involucrándome en diferentes iniciativas por cuenta propia que al final han desembocado en Offbeat. Creo que hay una necesidad real de ofertar opciones accesibles para contribuir a que la gente pueda cambiar sus hábitos de consumo y apoyar a pequeños proyectos de diseño que son realmente increíbles y necesitan visibilidad.

¿Cómo fue el principio, cómo ha sido el camino y en qué situación está ahora OffBeat Barcelona?

La verdad es que desde que me decidí y surgió la oportunidad de crear Offbeat ha sido todo muy fluido, realmente pienso que por fin estoy donde he de estar. Es cierto que los comienzos son arduos y que hay que echarle mucha paciencia, constancia y esfuerzo, pero merece mucho la pena. Offbeat tiene sólo seis meses de vida, así que estamos en el principio del inicio, estamos en una calle sin tránsito y aún tenemos una clientela reducida, pero las reacciones de nuestros clientes ante el espacio y el producto son maravillosas, tenemos clientes de muchas partes del mundo que tienen claro que repetirán, así que nuestra situación ahora es esperanzadora y muy feliz.

Cualquiera de los diseñadores que venden en Offbeat son super héroes del Slow a pequeña escala. A pesar de toda la influencia que llega del exterior incitando a seguir un mismo patrón destructivo, a pesar de la dificultad económica que atraviesa España, a pesar de la dureza del camino, no sólo no se rinden, sino que se levantan cada día con una fe inamovible en que granito a granito se construye un mundo nuevo.

¿Qué es lo que busca el cliente que entra en tu tienda?

Lo primero, la diferenciación estética y la tranquilidad de comprar producto local, reivindicar su individualidad a través de su imagen contribuyendo a la creatividad y el trabajo digno. En segundo lugar, poder vestir acorde a su cuerpo y personalidad sin tener que gastar una fortuna. En Offbeat ofrecemos una serie de productos de marcas propias sin intermediarios que pueden hacerse a medida o customizar, asesoramos a nuestras clientas en función de los volúmenes que más favorecen a su morfotipo y a su carácter. La mayoría de clientes asiduos a este tipo de espacios están muy bien informados y saben lo que quieren.

Haciendo una encuesta entre amigos, la mayoría de ellos nos dicen que no compran moda ecológica porque es muy cara o es muy hippy… ¿Estás de acuerdo?

Sí y no, es cierto que el producto 100% ecológico tiene una apariencia en muchas ocasiones hippy y es cara, pero es debido a que hay una gama muy escasa de materiales y tinturas en comparación a la no ecológica, y estéticamente suele ser muy natural, al igual que su origen, y todavía los costes de estos materiales son muy elevados, por lo que al añadir el resto de márgenes el producto final tiene un alto coste, de nuevo relativo, todo depende de la cantidad de piezas que quieras adquirir en base al mismo presupuesto destinado a ello.

Jiménez: slow, cercana y cool

Además de la tienda, tienes tu propia marca… Háblanos del origen y de sus puntos fuertes a nivel ético & ecológico.

Sí, mi marca de ropa es Jiménez, y es casi tan joven como Offbeat. Llevo años diseñando y confeccionando ropa, pero siempre en paralelo a proyectos a los que dedicaba mucho más tiempo, así que se puede decir que su origen comenzó hace tan solo un año. A nivel ético y ecológico procuro abarcar todos los fuertes que permite mi capacidad de inversión: elijo tejidos capaces de resistir el paso de los años, todos comprados en fábricas y tiendas españolas, empleo una gama de color y un patronaje atemporal, alejado de las modas pasajeras y las tendencias, con intención de que la gente que adquiera las prendas desee conservarlas.

No utilizo ningún material de origen animal, y produzco en un taller en Madrid, mi ciudad natal, en el que es la modista la que marca los precios de la ropa, pues es ella la que ha de decidir cuánto vale su trabajo, y sobra decir que es trabajo digno.

Háblanos de tu última colección…

Pues en esta última colección he tratado de canalizar emociones muy intensas y extremas que se producen en momentos difíciles, reduciéndolas a la mínima expresión y convirtiéndolas en algo productivo y agradable con lo que merezca la pena convivir en el día a día. Es decir, he querido que las prendas reflejaran la incitación a la calma que le resulta al aprender a aceptar dichas emociones y sus contrastes anímicos. Son siluetas sencillas, pensadas para una mujer independiente y dinámica. Hay prendas para los tres morfotipos, pero por supuesto he incluido algunas faldas tubo, mi prenda fetiche que, aunque en un inicio se proyectara para incapacitar la movilidad femenina, el elastano y las aberturas permiten generar la misma sensación optica con una genial capacidad de movimiento.

¿Cuáles son tus próximos pasos?

Mi idea es llevar en paralelo ambos proyectos, buscar a medio plazo un showroom que me permita sacar la marca de España, pues aquí aún no hay mucha conciencia de moda ética y es difícil mantener un proyecto así a largo plazo. Y con Offbeat, continuar avanzando ilusionada, dar a conocer un espacio de este tipo es un proceso lento, pero cuando las reacciones de las clientas son tan positivas, el camino se hace liviano y sonriente.

Mis consejos para los consumidores es que, si quieren un trabajo digno y desean lo mismo para todo el mundo, si desean un planeta apto para que sus hijos y sus nietos vivan, si les parece disparatado que sean los mercados quienes tomen las decisiones en lugar de los gobiernos democráticos, han de evitar en la medida de lo posible contribuir con su dinero comprando en empresas que practiquen lo contrario.

Un planeta apto para hijos y nietos

¿Quieres dar algún consejo a jóvenes diseñadores que trabajan en la moda ética y ecológica?

Uf… Que no acepten prácticas si no están incluidas en sus estudios como una asignatura más, que no tengan prisa ni miedo a equivocarse, que aprendan a diferenciar las críticas destructivas de las constructivas y que no tengan miedo a tener grandes metas mientras sean suyas, la avaricia domina, pero no predomina. Y el que considero el más realista, que los mejores consejos vienen de la intuición de una misma.

¿Y al consumidor?

Que sea consciente de que vivimos en un sistema cuya máxima es el dinero, ni la humanidad ni el entorno, y éste se mueve y se concentra en unos pocos a través y gracias al consumo. Si cree que algo no está bien y quiere que cambie, una de las principales estrategias ha de ser a través de sus decisiones de consumo. Si quiere un trabajo digno y desea lo mismo para todo el mundo, si desea un planeta apto para que sus hijos y sus nietos vivan, si le parece disparatado que sean los mercados quienes tomen las decisiones en lugar de los gobiernos democráticos, ha de evitar en la medida de lo posible contribuir con su dinero comprando en empresas que practiquen lo contrario, porque hoy en día el dinero es poder, y el poder está llegando demasiado lejos.

¿Nos puedes dar algunos nombres que, a tu parecer, son grandes Super Héroes Slow de la moda española?

Aquí voy a barrer para casa. Cualquiera de los diseñadores que venden en Offbeat son super héroes a pequeña escala. A pesar de toda la influencia que llega del exterior incitando a seguir un mismo patrón destructivo, a pesar de la dificultad económica que atraviesa España, a pesar de la dureza del camino, no sólo no se rinden, sino que se levantan cada día con una fe inamovible en que granito a granito se construye un mundo nuevo.

Kimono de seda natural pintado a mano por Camila Velvet 375€ (pieza única)

Servicio de grabado láser (1€/minuto). Espejo con mensaje grabado con láser 60€ (se puede custominzar, el precio varía en función del tiempo de grabado).

«Parche de mierda», de Mude Design. 12€.

Wristlet de seda natural pintado a mano por Camila Velvet. 60€ (piezas únicas).

Maceteros «Egg Leg» en cerámica con pigmento de oro de Maya Vergel. 105€ (Maya Vergel Ceramic Design).

Pendientes de resina y plata 925 de Oss. 66€.

Gabardina oversize de Juanma by el Cuco. 190€. Camisa estampada de Casualirreal 104€ y falda capa abotonada de Jiménez 64€.

Camisa de seda tecnológica de Jiménez. 65€.

Situaciones límites del sistema actual de la moda

¿Qué situaciones límites se están dando en la industria de la moda en estos momentos?

La lista no es corta… Tenemos países cediendo ante las presiones de las grandes empresas, compitiendo por cual esclaviza más a su población para que sigan produciendo en ellos, lo que además da una falsa impresión a los consumidores de que la ropa es barata. Y en los países consumistas, el panorama no es más alentador, en muchas empresas el sistema de prácticas está reemplazando al trabajo remunerado, lo que justifica la bajada de salarios para los que aún lo tienen, si hay cien personas deseando trabajar gratis, ¿para qué pagar?

Este ahorro en mano de obra, unido a la obsolescencia programada, que cada vez es más corta en materia indumentaria, da a estas empresas el excedente de capital necesario para realizar un bombardeo constante con grandes campañas publicitarias que nada tienen que ver con lo que están vendiendo, sin ética empresarial, ni calidad, ni alternativa a ofertar, el marketing de la experiencia es un acierto seguro.

Además, el hecho de que para las mercancías no haya fronteras facilita la contaminación y el agotamiento de los recursos. Son muchas las multinacionales que seleccionan los países donde van a producir no sólo por la mano de obra esclava, sino por la escasa o nula regulación ambiental, contaminando agua, convirtiendo paisajes verdes en vertederos, etc. Y cuando un escándalo de una empresa subcontratada salpica a la “empresa madre», ésta redacta un código de conducta para acallar a los consumidores indignados, un lavado de cara que de nada sirve en la práctica.

Por otro lado, estas grandes corporaciones que pretenden hacer creer que ofrecen un amplio abanico de opciones a los consumidores, están haciendo justo lo contrario. Los mismos logotipos acaparan todos los focos importantes de consumo de las grandes ciudades, los centros comerciales se componen uno tras otro de las mismas marcas, al igual que las grandes avenidas. Esto, unido al plagio constante y descarado por parte de estos gigantes de la moda a las pequeñas marcas alternativas -que ofrecen la copia en peor calidad y mucho más barata-, da como resultado que quien realmente está creando no pueda vivir de ello, y el talento se pierde. Si buscamos la diferencia, debemos consumir de forma diferente, hay que salirse de las calles principales.

Por último, otro tema preocupante se da en los cánones de belleza que aparecen en desfiles, anuncios y editoriales de moda, parece que ahora hay más diversidad, pero es una variedad limitada entre los diferentes extremos estéticos y rasgos imposibles que acarrean problemas de salud para quienes se ven influenciados por ellas.

Grandes héroes del Slow-Fashion

¿Qué asociaciones, marcas, empresas o diseñadores están dando ejemplo para acabar con “los trapos sucios de la moda”?

Pues hace poco me pasaron un artículo muy interesante sobre Latitude, una iniciativa para revitalizar el sector de la confección en Galicia de forma sostenible, con sueldos dignos, eficiencia energética y creación propia de tejidos orgánicos, además se enfocan no sólo a grandes empresas sino a pymes, que tienen producciones más pequeñas.

Y por supuesto Piñatex, un cuero vegetal hecho a partir de las hojas de la piña, sostenible, con cualidades similares y mucho más barato que el cuero animal. Si tenemos en cuenta la matanza a gran escala (para hacer un sólo abrigo hacen falta de 8 a 300 animales) y la crueldad necesarias para abastecer la demanda de piel en el sector moda y todas sus consecuencias, es una iniciativa que necesitábamos urgentemente.

¿Es el Fast-fashion un peligro para nuestro mundo?

Sí, y es uno de los grandes. La industria de la moda hace todo lo posible para acrecentar nuestra necesidad de novedades, y cuanto más rápida es, más han de bajar los precios, y más recursos son necesarios para su elaboración, es una esclavitud voluntaria. Rápida generación, con el mínimo de miramientos ambientales, y rápido deshecho. Esta cultura de usar y tirar es rentable porque está permitida legal y políticamente.

Si las empresas no tienen que pagar por la contaminación y los residuos que generan, les da igual que sus productos sean todo residuo. Es más lo que se destruye que lo que la Tierra es capaz de regenerar, por eso es un modelo de crecimiento económico y de explotación de los recursos a todas luces insostenible. Además, se nos olvida que nuestra forma de consumir está directamente relacionada con la calidad de trabajo existente. Si quieres productos baratos de usar y tirar porque quieres cambiar, al final se ofrece trabajo barato de corta duración, y es a ti a quien usan y tiran. Los objetos son un reflejo de su sociedad.

Hay que consumir menos y mejor. De esta manera no ocurre aquello de ver el armario lleno y no saber qué ponerse…

Preocupaciones y cambios

¿Qué te preocupa más: las circunstancias en que trabajan muchos trabajadores de la industria de la moda, los vertidos de tóxicos o el desconocimiento de los consumidores?

Sin duda, el desconocimiento de los consumidores. La mayoría de los gobiernos sirven cada vez más a las multinacionales y no a las poblaciones, en el capitalismo la prioridad son los beneficios, así que no parece que vaya a haber un cambio por parte de éstos ni de aquéllas. Si queremos frenar esta ilógica tendencia hacia la autodestrucción, es necesario un tipo de consumidor crítico y responsable que no solamente pregunta y reflexiona, sino que condena con su elección de consumo.

La ignorancia puede justificar las malas acciones, pero una vez adquiridos los conocimientos necesarios para tener conciencia de dichas acciones y los medios para aplicar las soluciones, ya no hay excusas posibles. No se trata de hacernos amish, sino de no confundir cambiar con evolucionar. En poco tiempo se han producido grandes cambios, pero encaminados a la sofisticación de la barbarie y a la autodestrucción; el cambio ha de ser evolutivo, para mejorar nuestra existencia manteniendo el respeto por nuestro entorno.

Creo que la mayoría sí, pero no todos. Hoy existen muchas alternativas que la mayoría de la gente con una mínima capacidad de consumo puede permitirse. Sólo han de consumir menos y mejor, y lo bueno es que de esta manera no ocurre aquello de ver el armario lleno y no saber qué ponerse…

¿Crees que el crecimiento de este tipo de moda acabará haciendo obsoleto el actual sistema de la moda?¿Hay esperanza?

La verdad es que lo veo muy difícil, pero no imposible. Todos los días nacen iniciativas geniales que desaparecen enseguida por no conseguir los recursos necesarios para mantenerse. Sin embargo, podemos observar como las grandes siguen ampliando beneficios y conquistando nuevos territorios. Aunque de nuevo hay que hacer hincapié en que la última palabra está en boca de los consumidores.