La poética de la salud del suelo | Recetas para alimentar tu jardín
Arina Shokouhi, estudiante del Máster en Diseño de Materiales del Futuro de la Central Saint Martins, explora la relación simbiótica entre la salud humana y la del suelo. Su investigación, resumida en un libro de cocina visualmente inspirador, nos recuerda que el bienestar de los organismos vivos no humanos es tan importante como la salud humana.
Al leer La Poética de la Salud del Suelo, es posible que sienta deseos de comer algo de tierra: las recetas parecen exuberantes, apetitosas y extrañamente incomibles. Piénsalo: una lasaña construida con capas de cartón que se aprietan en el musgo del pantano, coronada con crujientes astillas de madera. Puede que esto no sea lo que más le guste a tu estómago, pero los microbios que viven en tu jardín se lo comerán todo. Pero, ¿por qué preparar una lasaña para dejarla intacta en el jardín? Arina Shokouhi explica que la nutrición del suelo es tan importante como la humana, y propone varias recetas para potenciar las comunidades microbianas que viven bajo nuestros pies.
“Las recetas del libro son en su mayoría cosas que no son alimento humano, al menos de momento con el estado actual, quizá en el futuro tengamos que comerlas en término para sobrevivir, pero esperemos que no”.
El suelo, el montón de materia marrón desmenuzable que hay bajo nuestros pies y que se considera colectivamente como suciedad, es fundamental para la supervivencia humana y no humana, ya que no sólo proporciona alimentos, sino que sus condiciones determinarán la calidad de los mismos. “Tenemos que educar más en torno a los microorganismos del suelo y entender por qué el suelo es vida bajo nuestros pies y por qué tenemos que dejar de ignorarlo y tratarlo con cuidado”. Arina manifiesta que en una cultura plagada de modelos obsesivos de dietas y conversaciones omnipresentes en torno a la nutrición, hemos echado de menos incluir los beneficios de un suelo sano.
“El uso de pesticidas empeora las condiciones de vida de muchos microorganismos del suelo y los fertilizantes artificiales, que se trajeron como solución para alimentar al mundo, pero contaminaron el suelo y perturbaron profundamente nuestro ciclo ecológico. Siempre podemos aliarnos con la vida microbiana para potenciar la fertilidad del suelo. En lugar de generar un exceso de residuos, al compostar la materia orgánica en el suelo ayudamos y participamos en el ciclo natural de la tierra de descomposición y desintegración”.
Aunque en algunas de las recetas se ven verduras, Arina aclara que el primer paso para componer la materia orgánica es evitar comprar más alimentos de los necesarios y aprender a almacenarlos correctamente. Los alimentos después del consumo humano -bolsas de té secas, cáscaras de huevo, pulpas de café- pueden disponerse en platos fáciles de hacer para “alimentar la tierra con nosotros”. El libro de cocina de Arina es una llamada a abrazar y cuidar la tierra, “La comida es el más antiguo portador de cultura, cocinar para alguien es un acto de cuidado”
Este proyecto se concibe como respuesta al agotamiento del suelo siguiendo prácticas inspiradas en los pueblos indígenas y en los métodos de cocina personales. La Poética de la Salud del Suelo, además, pretende “animar a las comunidades a un cuidado continuado del suelo como requisito para reparar con éxito nuestro entorno”.
+ Words: Alejandra Espinosa, Luxiders Magazine Editor