Nueva York está perdiendo uno de sus ingredientes más básicos: la gente en las calles. Desolada, distante. Las avenidas que una vez crucé con prisa ahora parecen millas de distancia. Tiendas icónicas, cerradas y vacías, restaurantes cerrados, un puñado de personas esperando en el andén del tren.
¿Es este presente el que debería dar forma a nuestras memorias colectivas en el futuro? Mi dedo presiona con confianza el obturador que libera la cámara. Hace clic, clic... Una instantánea para cuando vuelva a pasear por mi pasado que, con suerte, cuanto más lejos esté de hoy, más desconocido parecerá.
Para la ciudad que nunca duerme...
+ Words y foto: Jens Wittwer
+ Translation: Marta Capdevila